Lo leo en una revista cristiana por todos los costados. "La Ciudad Financiera del Banco de Santander ha instalado una Capilla en su sede..., ubicada en Boadilla del Monte". Felicidades de verdad, Don Emilio Botín. Me gusta el gesto, y es un deber reconocerlo. Efectivamente, hay que cuidar también la dimensión espiritual de los empleados. Está claro que cuando hablamos de Banca damos a entender a las claras que el fin primordial es amasar dinero y todo lo que esto supone. Pero, ¿sólo eso es lo importante? ¿Tan materialista es la obra y sus objetivos que debe dejar de lado la dimensión humana y espiritual de sus empleados? Muy bien que a estas alturas de nuestra cultura surja una idea tan poco corriente, por no decir inusitada, de reservar un espacio, aparentemente contradictorio con los negocios humanos. Ya es hora de sentar los principios humanos más fundamentales, y respetando las filosofías de ayer y de hoy, como la diversidad de creencias, y abrir una puerta a la trascendencia, siquiera de los que tenemos fe, que somos más de los que algunos piensan.
Que cunda el ejemplo en otras entidades que pueden permitirse ese lujo. En adelante en esta Entidad Financiera los empleados que lo deseen podrán acercarse a la Mesa del Pan y la Palabra
a primera hora de la mañana. La energía que proporciona ese alimento dará la fuerza necesaria para toda la jornada. Otra vez enhorabuena por esta idea tan genial y oportuna.
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