21 feb 2010

HORRENDO CRIMEN SEGÚN MI CONCIENCIA

Acabo de escucharlo esta misma mañana en un programa de radio. Textualmente llamaba al Ministerio de Igualdad "Ministerio del Crimen". De pronto me quedé paralizado, sin aire, petrificado. No tardé en reaccionar. Yo, que respeto los derechos humanos a ultranza, la dignidad de la persona por encima de todo, la vida propia y ajena, el derecho al trabajo y a la educación; que veo en la familia la verdadera célula de la sociedad; yo, persona de a pie, tengo que asentir y constatar que el mal llamado Ministerio de Igualdad de nuestro Gobierno actual comparte y defiende el crimen del aborto, o sea, que la mujer puede desprenderse de su criatura en un determinado tiempo del embarazo. ¿Habré oído bien? La persona que desconozco ¿habrá empleado semejante calificativo "Ministerio del Crimen", llevada de un impulso incontrolado? De verdad que no entiendo y estoy perplejo. Oigo y escucho y leo a personas sabias y expertas en ciencias de la vida, en biología y medicina, y me enseñan que la vida existe desde el momento de la concepción. Que está fuera de toda duda, guste o no guste admitirlo. Y aunque no sea un argumento científico, que los mismos niños, hermanos, primos o amiguitos, están esperando con verdadera ilusión al bebé que está en la tripita de la mamá o futura mamá, y lo sienten ya como una vida real y de ellos, que esperan y anhelan con ilusión y gozo indescriptible.
Y ahora me vienen esos "sabios de Atenas", capitaneados por la "sabiduría" y dirección del tal Ministerio, pregonando a todos los vientos que el aborto es un derecho de la mujer en circunstancias determinadas (incontables) y tiempos concretos. ¡¡¡ASOMBROSA E INCREÍBLE SEMEJANTE SABIDURÍA!!!

De verdadera locura, amigos. No, no puede sorprenderme a estas alturas que se atrevan a llamar al susodicho Ministerio el "Ministerio del Crimen".

En el fondo, aparte de mucha pena, me da rabia escuchar análoga comparación o título que, a todas luces, parece ser verdad. Más. Que esa pobre mujer, con el solo título de Ministra, y muchos que pudiera tener, y sus muchos simpatizantes aferrados a su ideología, prepotente y repugnante (en el caso que nos ocupa), -y me cuesta verdadera angustia tener que respetarla-, lo pregonen a todos los vientos con sonrisa malévola de triunfalismo. Mucho más. Se felicitan por su éxito parlamentario delante de toda España, creyente y resignada a contemplar macabra bravuconada, déspota y asesina, por los niños que quisieran nacer y se les niega el derecho desde un podio, que se dice democrático en nuestros días.

¿Y quieren salvar a España? ¿Tan poco les importan los niños que anhelan ver la luz con su nacimiento, y todos sus derechos desde el primer de haber sido concebidos? ¿No será que quieren salvarse "ellos" -así decía un comentarista de la mañana-, a costa de un puñado de votos, brotados de un corazón putrefacto, sin conciencia y moral mínima, con tal de mantener sus escaños malolientes, que nos llevan a la ruina irremediable, económica y familiar?

¡¡¡POBRES DE NUESTROS HIJOS NACIDOS Y DE LOS QUE QUISIERAN NACER EN ADELANTE!!!