13 dic 2009

MIRANDO AL HIBISCUS - Cercanía

Por estas fechas, en las vísperas de Navidad del 2001, escribí en la presentación de mi Cuaderno MIRANDO AL HIBISCUS - Cercanía, lo que copio en los párrafos que siguen.

Para disipar las dudas que pudieran surgir con el título que tienes en tus manos, MIRANDO AL HIBISCUS, gustoso te aclaro que no es pura imaginación o capricho. En el minúsculo jardín de mi casa en la playa planté hace diez años un árbol, de nombre hibiscus, de poco más de un metro de altura. Hoy mide casi los cuatro metros y cuenta con cantidad de ramas plagadas de flores durante varios meses del año. Las flores de los hibiscus son muy variadas en sus tonos; las del mío son rojo volcán, no fácil de definir. Ven la luz del día en las primeras horas de la mañana; se presentan guapas, radiantes, limpias como el cielo que las cuida. Bastante entrada la tarde, próxima ya la noche, se pliegan y cubren de manto verde. Así cubiertas expiran. Ni siquiera han podido escuchar las veinticuatro horas del reloj.
A los pies de este hibiscus me he sentado infinidad de veces. Clavo mi tumbona en las piedras menudas del jardín, que cada año son algunas menos, y me sumerjo en la lectura de todo tipo. El hibiscus me acompaña y me inspira; cada vez que levanto la vista del libro y contemplo sus flores y ramas siento que me hablan. Así de sencillo. Me hablan de vida, de historias, de arte, en definitava, del poema de las personas y las cosas, tan extenso y tan rico que nunca se agota. Por eso me siento a gusto junto a él, y en presencia de él tomo notas y apuntes.
MIRANDO AL HIBISCUS recoge unos cuantos poemas de temática variada, de cercanía -como indico en el subtítulo- escritos en los últimos años. Aquellas lecturas al pie del hibiscus me han hecho reflexionar sobre temas muy concretos y, por fortuna para mí, pretendo darles vida. Si toda la creación es un poema bello, por nacer de la "Belleza", "Verdad" y "Bien", lógico que tambien el hibiscus me haya dictado sensaciones y pensamientos poéticos -no por eso menos reales-, acordes con las inquietudes del hombre y la mujer de nuestros días. La intención de MIRANDO AL HIBISCUS es compartir contigo la belleza más insospechada que nos lleva hasta el infinito. Navidad de 2001. orbigosjusto@hotmail.com



A LOS PIES DEL HIBISCUS, sobre piedras
menudas blancas, mármol y lápida,
de mis libros atril, aquí medito
y leo cuando el sol ya no me ciega.
Unos pasean, yo cuento las flores
que se desploman muertas y vi frescas
a la hora del alba.
¿Por qué mueren tan pronto en inocencia
sin conocer la vida?
Prisas, misterio.
Enmudecen las piedras que las cubren.
La tarde húmeda piensa.

Justo Sánchez y Sánchez