11 nov 2011

¿TIENES DECIDIDO TU VOTO?

En el verano pasado me comentaba un vecino de la playa: "yo no he votado nunca, nadie me ha convencido". Me sorprendió afirmación tan rotunda, y más en labios de una persona que siempre consideré suficientemente culta. ¿Que todos debemos o debiéramos ir a votar? Para mí está fuera de dudas, más aún, lo considero un auténtico deber de ciudadano. Un voto significa una idea sólida, bien formada, solidaria, saturada de ética y moral por dondequiera que se la mire. Quede claro que yo miro el voto desde mis creencias cristianas y democráticas, y sabiendo muy bien que los partidos políticos ni son perfectos, ni lo serán nunca. Sabiendo de sobra que tienen sus carencias ideológicas, pero distinguiendo a simple vista que unos se distancian más que otros de esa moral y ética que defiendo a rajatabla. Y está claro. Ninguna sociedad podrá conseguir y disfrutar de un bienestar social mientras no esté apoyada en una ética y moral, o, dicho en otras palabras, en los valores fundamentales de la persona.
Personalmente me aburren ciertas campañas preelectorales, y más cuando en discursos concretos e ideológicos se hace caso omiso de la dignidad de la persona, de sus valores, incluso de la formación integral a la que todos tenemos derecho desde el inicio de nuestra vida. Me crispan esos pregoneros de carencias elementales, que embaucan -o por lo menos lo intentan- a personas de buena voluntad que sólo intentan con su voto el bien común, solidario y humano por todos los costados.
Estamos en vísperas de una nueva etapa. El voto ciudadano es el inicio de ese período teóricamente de cuatro años. Es fácil y no tan fácil votar. Sí es cierto que si nos empuja y aconseja en nuestro voto LA MORAL Y LA ÉTICA, Y EL VERDADERO BIEN COMÚN, Y NO EL EGOISMO E IDEAS ERRÓNEAS O FALSAS, LOS RESULTADOS SERÁN SIEMPRE ACERTADOS.
¿Acertaremos esta vez con nuesro voto? Dios quiera que sí, que lo estamos necesitando posiblemente más que nunca.