26 nov 2011

¿ESTAMOS EN EL CAMINO...?

Pienso que nadie lo dude, pese a unos millones de hombres y mujeres que -con todo respeto-, tienen un poco olvidada la historia verdadera. Porque, está claro, que la historia unos la escriben a su favor, y otros tal como fue, nos guste o no nos guste. La verdad es una, como la belleza y la misma bondad o bien. Y la filosofía -vuelvo a repetir-, es como es, nos guste o no nos agrade. Y la filosofía está ahí, junto a la ética y la historia que recordamos con golpes de pecho y, a la vez, colmados de esperanza. Nadie ignora que el presente de todos los españoles es crucial, amargo y terrorífico. Una herencia que nadie soñó, sino más bien que si hubiera estado en nuestras manos rechazarla, al unísono la hubiéramos mandado lejos de todos nosotros. Un futurible como tantos otros. La herencia está ahí, sellada y documentada en millón y medio de familias españolas, y en un ingente número de jóvenes, la mayoría equipados con una sólida preparación humana e intelectual.

Y retorno a la pregunta con la que inicié mi ensayo. ¿Estamos en el camino...? Sólo tengo una respuesta sólida y segura. Sí, claro que sí. Como creyente, y como hombre de esperanza, tengo la certeza humana, a la vez que tranquilizante, de que llegaremos a feliz término porque nos hemos puesto en buenas manos, las de andar por casa, la humana, y las que sobrepasan todo lo humano. Hemos meditado nuestro voto, y hemos confiado en un equipo humano, colmado de valores e investido de la filosofía que propugno desde siempre. El ser humano cuenta con los recursos humanos, que son incontables, y que están a disposición de todos. Otra cosa es que se empleen debidamente o que se despilfarren por razones egoistas, necias y antihumanas o perversas. La Fe y la Esperanza que profesamos los creyentes conducen a un fin inequívoco, altruista y solidario. El triunfo tardará más o menos tiempo, pero llegará, y llegará a todos y de la mano de la ética, la moral, y de la entrega o servicio a nuestro prójimo, todos los hombres, que confiamos en nuestros gobernantes, elegidos libremente hace muy pocos días. Los creyentes, que quede claro, caminamos a la luz del Señor, sabiendo que es el único camino, el verdadero.