31 ene 2010

EL CRISTO DE UNA PLAZA DE HAITÍ

Y continúo reflexionando sobre el Cristo de una plaza de Puerto Príncipe. Se derrumbaron todos los edificios, las fotos son inconfundibles, y en pie, sobre la peana, el Cristo íntegro y reluciente. Y, qué casualidad, -cada cual es libre de pensar y de opinar a su gusto y manera- algunos -no voy a calificarlos, porque sigo siendo respetuoso con las personas- quieren o querían hacer desaparecer los crucifijos de nuestros colegios...¿Paradoja? ¿Falta de principios y cultura? ¿Animadversión a todo lo religioso y tradicional de un pueblo como España?
Y el Cristo de P. Príncipe sigue en pie bendiciendo e intercediendo por todos los haitianos que lloran por sus familiares desaparecidos, y oran ante Él con la oración que nos enseñó a todos, EL PADRE NUESTRO,..., DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA...
No, claro que no se ha hundido el Cristo, ni se hundirá por mucho que se empeñen... los desaprensivos -por darles un nombre-, y les estorbe en el silencio de las paredes de cualquier edificio público... El Crucifijo está muy bien dondequiera que esté. El otro día en una plaza de P. Príncipe. Mañana, o ya hoy, en nuestros hogares, en la cabecera de nuestros dormitorios, o en cualquier lugar de la casa. No sólo no estorba sino todo lo contrario. Nos da más fe, y más en los momentos difíciles de la vida, que, no invento nada ni exagero, nos asaltan cuando menos lo esperamos, y, de repente..., llama a nuestras conciencias y nos impulsa a la esperanza.
BENDITO CRISTO DE HAITÍ, BENDITO CRISTO DE NUESTRAS VIDAS.