6 mar 2011

DESPUÉS DE HACER UNA VISITA

No es la primera vez que me sucede. Siempre se dan las sorpresas y más cuando ni te pasan previamente por la mente. Saludé a un amigo -le daré ese apelativo- después de bastante tiempo sin verle ni oírle. Me comenta que su enfermedad no tiene remedio, y que su mismo médico lo ha confirmado. Observo su poca o nula esperanza, pero lo que más me sorprende es la frialdad de su fe, por no darle otro nombre. "Yo ya he hecho en mi vida lo que tenía que hacer". Le miro y le sonrío en el fondo con pena y amargor. Efectivamente, ha hecho en su vida un buen capital y atesorado riqueza suficiente. Intenté animarle y abrirle los ojos a la trascendencia..., pero en vano. "Yo ya lo he hecho todo" -repetía. ¿Qué entendía él por "todo"?
Hoy me he encontrado con unas frases serias, a la vez que alentadoras, que voy a transcribir en desorden pero también intencionadamente. Allá van.
"... Hay quienes sospechan que sin Dios y sin religión seríamos dichosos". Es saludable recordar algunas convicciones cristianas olvidadas o encubiertas voluntaria o involuntariamente.
"Dios nos ha creado solo por amor, no para su propio provecho o pensando en su interés, sino buscando nuestra dicha. A Dios lo único que le interesa es nuestro bien".
"Dios quiere nuestra felicidad no solo a partir de la muerte, en lo que llamamos vida eterna, sino ahora mismo, en esta vida. Por eso está presente en nuestra existencia potenciando nuestro bien, nunca nuestro daño".
"Convertirse a Dios no significa decidirse por una vida más infeliz y fastidiosa, sino orientar la propia libertad hacia una existencia más humana, más sana y, en definitiva, más dichosa, aunque ello exija sacrificios y renuncia. Ser feliz siempre tiene sus exigencias".
"Ser cristiano es aprender a vivir bien siguiendo el camino abierto por Jesús". Las bienaventuranzas son el núcleo más significativo y "escandaloso" de ese camino.

Estoy convencido y seguro, amigo "sin ideales..." de que este camino diseñado en las bienaventuranzas lleva a conocer ya en esta tierra la felicidad vivida y experimentada por el mismo Jesús, mensaje y mensajero para todos los hombres.

Amigo, casi, casi no pido que te cures de esa enfermedad que convive contigo desde hace años. Sí pido, y con mucha insistencia, que ese Jesús de las Bienaventuranzas descubra en tu corazón los valores positivos de la vida, y sobre todo la luz de la trascendencia y vida eterna.

Te deseo lo mejor.